“Quien de verdad sabe lo que habla, no encuentra razones para levantar la voz”
Con el tiempo de nuestro trasegar
en la orden Masónica, nos hemos acostumbrado a escuchar el que como Masones no
tenemos dogmas ni doctrinas, y que siempre estamos en la búsqueda de la verdad,
ya sea que esa verdad sea en forma de algo personal e íntimo o superior y
trascendente, pero en esta ocasión solo me referiré al análisis de las verdades
tanto filosóficas como las de hecho.
Para este análisis me he apoyado
en el ensayo titulado “Verdad y Política" publicado en el periódico The
New Yorker en el año de 1967 por la corresponsal Hannah Arendt; ya que en este
ensayo se hacen las distinciones entre las verdades filosóficas y las verdades
de hecho. En este ensayo también se hace referencia a la verdad y sus
diferentes corrientes, como el analizarse si la única responsabilidad del
genocidio de los judíos en la segunda guerra mundial corresponde única y
directamente al nazismo o no.
Veamos ahora lo referente a las
distinciones entre las verdades filosóficas y las verdades de hecho.
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Photo by Jon Tyson on Unsplash |
Las verdades filosóficas son en realidad múltiples, diferentes, pero también son incompatibles con la verdad absoluta, pero también es cierto que pueden coexistir y en algunas ocasiones apoyarse una a la otra. Lo importante de la verdad filosófica es que esta sea argumentada racionalmente y sustentada con la mayor cantidad de pruebas reales, siendo fundamental que esta verdad se diga dejándole espacio a la verdad de nuestros interlocutores, lo cual permite que cada uno sea consciente de su propia verdad por diferente que esta sea de las otras.
Contrariamente a lo que sucede
con las verdades filosóficas, ocurre con las verdades de hecho, ya que estas
deben decirse realmente como han sucedido y no como quisiéremos que hubieren
sucedido, como por ejemplo en los hechos acaecidos en la segunda guerra
mundial, época en las cuales los llamados consejos judíos supuestamente habían
colaborado con la exterminación de más de seis millones de personas, hechos que
por historia posterior determinaron que la verdad de los hechos es de que si
existió colaboración en alguna forma de algunos judíos a la exterminación, pero
por la razón fundamental de que fueros obligados a ello, y nunca por su propia
voluntad.
Ahora bien, acorde a varios
estudiosos la verdad en el mundo profano, es la total coincidencia entre un
señalamiento y los acontecimientos que realmente sucedieron en un momento
determinado, y en el mundo masónico se nos dice que la verdad siempre
descansará sobre las tres grandes luces de la masonería y que la verdad es
verdad, cuando existe real y total correspondencia además de conformidad entre
lo que se razona o se realiza, y a este proceso los iniciados le han denominado
la verdad moral.
Esta denominada verdad moral,
siempre debe estar relacionada directamente con la conciencia, la cual es por
decirlo de alguna forma, el sensor o el cedazo que califica en el interior del
alma de cada individuo, lo correcto de lo incorrecto, lo justo de lo injusto de
todo los actos realizados, además de ser un faro de luz que siempre nos guiará
en el sendero correcto de la vida en medio de las vicisitudes y de situaciones
cambiantes que en esta siempre se nos presentarán, además de ser la guía para
vencer la ignorancia, y encontrar la luz entre las tinieblas y la verdad que
siempre existirá en medio de los errores o del desconocimiento.
Por otra parte varios eruditos
concuerdan en la teoría de que la verdad no es solo un argumento o un
sustentación de hechos razonales, sino que también es un procedimiento, y a la
vez debe ser además la meta, la que por ella misma nos de la luz sobre los
acontecimientos, ya que si no la obtenemos con base a nuestros razonamientos e
investigaciones internas, no podremos ser nunca sus dueños o conocedores de
ella, pues sería tan peligroso el creer que tenemos la verdad como el no querer
buscarla para posteriormente encontrarla, pero lo que bien si es cierto es el
que el camino hacia la verdad es la vía o el recorrido, al cual se ha
denominado el método, que solo es el procedimiento del análisis y de la
confrontación de las ideas o informaciones para encontrar la verdad en sí
misma.
Así mismo también considero en
relación con la verdad, que como iniciados y que como ya nos encontramos en
medio del camino de la búsqueda de la verdad, nos daremos cuenta de que las
enseñanzas, lecciones e instrucciones masónicas que nos han sido impartidas
desde nuestro ingreso a la orden, son las que nos permiten en nuestro interior
y en el regazo del silencio perenne, el encontrar nuestras propias verdades y
que basados en ellas, el proseguir nuestra existencia terrenal en la mejor
forma para nuestro bien, el de nuestros congéneres y de la humanidad como un
todo.
No podría terminar mi análisis
sin compartiros el célebre pensamiento de “Leonardo da Vinci” quien promulgó que “Quien de verdad sabe lo que habla, no encuentra razones para levantar la
voz”.