"Estoy en desacuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo"
El ser masón conlleva
irremediablemente a que, por haber sido iniciado en los antiguos misterios,
siempre cumple con los postulados y principios masónicos, y qué sin excepción
alguna se desenvuelve en este mundo terrenal como un hombre libre y de buenas
costumbres, además de ser en todo ocasión y momento un librepensador, que es
siempre respetuoso de todo y de todos.
Así mismo el hermano masón
siempre que presenta sus ideas, sus concepciones, su manera de ver la vida y de
interpretarla, lo hace previo a un razonamiento lógico y concreto, y que no
solo lo hace por hablar, sino porque ha estudiado el tema, y que las ideas que
transmite por intermedio de sus palabras o escritos, siempre están en
concordancia con su interpretación de la verdad y que además son presentadas en
forma respetuosa y en los términos adecuados.
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Photo by Igor Botelho on Unsplash |
Un hermano masón nunca será un ser dogmático ni se considerará el único dueño de la verdad, además de que siempre intervendrá ante sus hermanos en plena tranquilidad de espíritu, y jamás dirá que un hermano en un trabajo masónico escrito o plancha, ha comunicado algo que es falso, solo porque no concuerda con los conceptos de quien lo escucha y critica, siendo lo más salomónico que si un hermano no está de acuerdo con un tema tratado, en vez de controvertirlo, debería masónicamente plantear sus puntos de vista al respecto, para que todos los demás hermanos que estén presenten saquen sus propias conclusiones.
Por ser la masonería no
dogmática, es por lo cual los hermanos masones siempre debemos tomar como guía
para los estudios de nuestro grado, los rituales y estudios anteriores de otros
hermanos o de autores masónicos, pero jamás se puede coartar o tratar de
limitar el derecho inalienable de la libertad de pensamiento a un hermano, que
conceptúe en forma diferente sobre algún tema en especial, además de que si sus
concepciones e ideas presentadas son respetuosas y sin la finalidad de velar la
verdad, por lo tanto un hermano masón como librepensador, no podrá ser señalado
y llevado al ostracismo, o hacerlo ver como un ignorante o un inepto por sus
opiniones escritas en una plancha.
Por otra parte, también como
hermanos masones, conocemos del respeto absoluto que se debe tener siempre para
con nuestros hermanos, respeto que siempre debe de estar complementado por la
fraternidad y la lealtad, además de que siempre deberá de estar todo lo anterior
arraigado por el amor entre hermanos, y en unión indisoluble con una verdadera
e inequívoca amistad.
Entre masones debemos siempre
esperar el que se nos trate con equidad y fraternidad, por el solo hecho de
considerarnos todos como iguales y hombres de bien y de buenas costumbres, así
como también a ser dignos merecedores de recibir un trato afable y
condescendiente de hermanos, además de que todos tenemos los mismos deberes y
derechos, obviamente siempre con el respeto irrestricto hacia el primero entre
sus iguales.
Por otra parte lo más nefasto
para la orden es que aun en nuestros tiempos de una masonería moderna y
respetuosa de todos los conceptos e ideas, y de que todos los hermanos sin
importar su origen, edad, estudios conocimientos y del grado que posean,
existan hermanos que se consideran como los únicos dueños de la verdad, los
únicos que tiene las verdaderas luces y la sabiduría masónica, y que si alguno
de sus pares en su librepensamiento plasma en sus trabajos masónicos otro punto
de vista, este debe de ser corregido y encarrilado en las supuestas únicas
verdades que el hermano dogmático e intransigente considera que es el deber
ser, ya que como seres iniciados y en el camino inalcanzable de la perfección,
siempre hemos sostenido y sostendremos perennemente que la verdad absoluta solo
está en el Gran Geómetra y no en el hermano que se considera como el único
iluminado y dueño de la única verdad.
H.·. JUAN MANUEL LESMES DUQUE 33°
P.·. V.·. M.·. LOGIA LUMEN No 14
Serenísima Gran Logia Nacional de Colombia Cartagena
Especial para Escuela Masónica Carlos Aranza Castro