Le recuerda al nuevo hermano tener presente la penalidad simbólica de que se le corte el cuello y se le arranque la lengua de raíz.
El saludo del aprendiz se encuentra íntima e irremediablemente ligado al juramento de este primer grado, el cual al hacerlo como parte fundamental de la ceremonia de iniciación, le implica al nuevo hermano el recordar la penalidad simbólica de que se le corte el cuello y se le arranque la lengua de raíz en caso de que faltara a sus deberes masónicos, siendo implícitamente el que perdería simbólicamente la capacidad del habla, así como también perdería su condición de masón por haber faltado a sus deberes.
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Foto de Vitolda Klein en Unsplash |